El regalo de la creatividad
"¿Qué aporte creativo puedo hacer a mi Rama, mi Acción, mi grupo, mi curso... ?"
1. Una historia, más o menos verídica...
"Un supervisor visitó una escuela primaria. En su recorrida observó algo que llamó su atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio mientras los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico y decidió presentarse:
- Permiso, soy el supervisor de turno... ¿Algún problema?
- Estoy abrumada señor –respondió la maestra, no sé qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo para mostrarles ni decirles...
El supervisor, que era un docente de alma, tomó un corcho que vio en el desordenado escritorio y con aplomo se dirigió a los chicos:
- ¿Qué es esto?, les preguntó.
- Un corcho, señor -gritaron los alumnos sorprendidos.
- Bien, y ¿de dónde sale el corcho?
- De la botella, señor, lo coloca una máquina..., del alcornoque... de un árbol... de la madera... respondían animosos los niños.
- ¿Y qué se puede hacer con madera?" continuaba entusiasta el docente.
- Sillas, una mesa, un barco.
- Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué provincia pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que haya nacido allí? ¿Qué produce esa región? ¿Alguien recuerda una canción de ese lugar?
De esta manera, el supervisor había comenzado con un simple corcho una tarea de geografía, historia, música, economía, literatura, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
- Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas gracias.
Pasaron unas semanas. El supervisor volvió a la escuela y buscó a la maestra. La encontró atrincherada atrás de su escritorio y los alumnos en total desorden...
- Señorita, ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?
- Si, señor, ¡cómo olvidarlo! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho, ¿dónde lo dejó?
El ejemplo, que les habrá despertado algo de hilaridad, es lo opuesto a la creatividad. Es lo que nos sucede muchas veces en nuestra vida cotidiana o cuando tenemos un problema: nos "atrincheramos" atrás del problema, de las circunstancias y del entorno en lugar de buscar soluciones nuevas y hacer de lo simple algo maravilloso. La creatividad no es solo cosa de artistas sino que es una capacidad importantísima en todo ser humano.
2. La creatividad como regalo
Nos sabemos hechos a imagen y semejanza de Dios, de Aquél que siempre crea y que nos invita a sumarnos a su acto creador. Esta coparticipación implica de nuestra parte el compromiso de actuar, de no quedarnos con los brazos cruzados. La creatividad es un regalo pero también una tarea.
Creativo se nace pero también se hace. La creatividad parte del deseo de hacer cosas nuevas y mejores. Es un talento heredado en el temperamento y cultivado muchas veces por la familia o por la educación recibida. Pero también es algo que se puede y se debe adquirir. Una actitud positiva, decisión de hacerlo y ejercicio son antesalas para su realización.
Para que se desarrolle la creatividad es preciso tener en cuenta algunos aspectos:
- Por de pronto, abandonar por unos momentos el prejuicio que surge de creer que la tradición en sí misma -sólo por serlo- es siempre lo mejor. Recuerdo aquí la afirmación tan lúcida de Chesterton: "Tradición no consiste en ponerse el sombrero del abuelo, sino hacer lo que el abuelo hizo: ir a la tienda y comprarse un sombrero adecuado".
- Trabajar la imaginación. Dejar que nazcan nuevas ideas, intuiciones, sin descartarlas por no estar dentro de lo que "siempre se hace". Observar, escuchar, afinar los sentidos, cultivar el interés por las cosas.
- Ampliar la gama de posibilidades, buscar quizás los matices y no "enfrascarse" en una sola respuesta, ya que con esto se pierde la riqueza de otras quizás más valiosas. Especialistas en este tema hablan del "pensamiento lateral" o de la "inteligencia emocional". En definitiva, es buscar caminos originales y nuevos que, sin apartarse de los lineamientos neurálgicos, abran horizontes sugerentes y adaptados a la circunstancia, siempre cambiante.
Un hermano sacerdote me comentaba estos días que para él la creatividad es lo que le permite percibirlo a Dios como su Padre: jamás repite esquemas, siempre ama originalmente a sus hijos y no ama en serie. Él me recordaba la creatividad de la Mater en el Magnificat y la forma de encarar el "problema" en las bodas en Caná. Mientras me contaba esto con lujos de detalles y lo aplicaba a la dura situación de su patria, África, yo recordaba la capacidad creativa de nuestro Fundador. Mirar su familia y descubrir sus múltiples sugerencias nos libera de vivir repitiendo siempre los mismos esquemas.
¡Cuanta creatividad precisamos para seguir forjando nuestro Movimiento! Les propongo que se hagan la siguiente pregunta y la comenten en alguna reunión: "¿Qué aporte creativo puedo hacer a mi Rama, mi Acción, mi grupo, mi curso... ?" Descubriremos, quizás, caminos aún no transitados, pero ricos y fecundos. Sólo necesitaremos el valor, el ánimo y la audacia para ir poniéndolo en práctica. Sería la antípoda a la maestra del cuento. La Familia de Schoenstatt en nuestra patria, como también en el mundo entero, precisa olvidar el corcho y utilizar lo que Dios le va jugando cada día. Son estos los sueños y desafíos que le dan sentido a cada amanecer

1 comentario:
Buenisimo, lo voy a imprimir y llevar a mi grupo para comentarlo.
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