Jesucristo vino al mundo por medio
de la Santísima Virgen, y
por Ella debe también reinar en el mundo.
(San Luis María Grignion de Monfort)
El Padre Kentenich nos cuenta cuál es la llave de su alegría, y nosotras, poseemos esa llave en la Alianza de Amor: “Yo me consagré a la Virgen a los 9 años y cuando lo hice fue como si la Virgen me estrechara su mano, yo la tomé para nunca jamás soltarla. Fue como si la Virgen me abriera su corazón y yo me refugié en él para jamás salir de allí. He caminado por la vida cobijado en el corazón de la Santísima Virgen, nuestra Madre y Reina. De su mano, todo tenía que salir bien. Refugiado en ella, en su corazón inmaculado, en su corazón purísimo, en su corazón lleno de amor, he caminado de su mano firme de madre, de guía… la Virgen va a ser victoriosa (“Milwaukee. Un momento culminante de la fundación de Schoenstatt”).Transmitía confianza porque decía que todos somos llamados a vivir esa victoriosidad y esa alegría. Durante el exilio el Padre pudo permanecer tranquilo, feliz y contento porque vivió intensamente lo que es ser hijo ante Dios Padre.
Le pedimos a nuestra querida Mater, en este su día, que se instale en cada uno de los "Santuarios del Hogar", que hoy comenzamos a preparar desde el taller, y que desde allí derrame abundantes gracias en cada uno de los integrantes de nuestras familias.
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