NUESTRO APOSTOLADO: LA FAMILIA
Margaret Steinhage Fenelon, Milwaukee, USA
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La otra noche recibimos la visita de un matrimonio joven. Cenamos juntos, compartimos historias personales, respondimos a sus preguntas sobre nuestro Santuario Hogar y nuestra participación en Schoenstatt, nos conocimos más mutuamente y nos reímos – un montón. Al día siguiente, recibí un e-mail encantador de esta joven señora agradeciéndonos por la hospitalidad y el cariño que habían experimentado en nuestro hogar y por parte de nuestra familia. Dijo que estar en nuestro hogar era "como una bocanada de aire fresco" y que el amor que "irradiamos es muy inspirador". El mail de ella me conmovió profundamente y estoy agradecida, no sólo por sus palabras tan cálidas sino por la oportunidad de haber recibido en nuestro hogar a esas dos personas tan maravillosas. ¡Fueron un regalo y una inspiración tan grande como nosotros para ellos! Mas tarde ese día me detuve a reflexionar un rato acerca de su mensaje. No considero que nuestra familia sea extraordinaria, pienso que todas las familias son hermosas y fuente de inspiración para otros dentro de su propio estilo. De manera tal que me pregunté qué podía haberle llamado tanto la atención a nuestras visitas. Y me surgió como respuesta una palabra: amor. ¿No es éste el apostolado de todas las familias, especialmente de las familias de Schoenstatt? ¿No estamos llamados a amar a ejemplo de nuestro Padre y Fundador? En sus charlas a los matrimonios en Madison en 1953, el Padre Kentenich los impulsaba a "conquistar algo en la fuerza de la Alianza de Amor con la Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt". Una atmósfera de tolerancia y amor, dispuestos al sacrificio ¿Y como se vive esto? El Padre nos dice que a través de una atmosfera de tolerancia y amor, con disposición al sacrificio. "¡Amor sacrificial! Es que la autenticidad de nuestro amor debe ser probada por el sacrificio, no sólo en nuestra tarea laboral sino en la mutua tolerancia y el sobrellevarnos unos a otros…. Tenemos que aprender a ser pacientes con los demás, a complementarnos unos con otros, a reconocer lo bueno y noble que hay en el otro, a comprender las limitaciones de cada uno", decía él. En la solemnidad de la Santísima Trinidad, el Papa Benedicto XVI habló sobre el amor en la familia a la multitud congregada para el Angelus en la Plaza de San Pedro. Comparó a la familia con la Santísima Trinidad, afirmando que "está llamada a ser una comunidad de amor y de vida, en la cual las diferencias deben aunarse para convertirse en una parábola de comunión". Continuó diciendo que, bajo la guía del Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer "la intimidad de Dios en sí mismo, descubriendo que no es una infinita soledad sino una comunión de luz y amor, vida que se da y se recibe en un eterno diálogo de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: el que ama, el amado y el amor". Lo mismo sucede en la familia. Nos esforzamos por conocer, amar y servir a Dios en, con y para con los otros. En medio de nuestra vida diaria- especialmente en el clima que irradia nuestro santuario hogar y santuario del corazón- entramos en un eterno diálogo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nuestro apostolado es la familia "Y es en este amor", dice el Santo Padre, "que el ser humano encuentra su verdad y felicidad". Ese es nuestro apostolado familiar. Nuestro apostolado es la familia. No sólo compartimos nuestro amor y devoción al Dios Trino, la Santísima Virgen y por cada uno de nosotros, sino que también los compartimos con todo aquel que visita nuestro hogar. Las puertas de nuestro hogar están abiertas a todos y una vez que están adentro, a todos se los ama incondicionalmente sin importar de quien se trate, lo que han dejado atrás o lo que sucede en el mundo fuera de las paredes de casa. En nuestro hogar nos esforzamos constantemente por reflejar a la Santísima Trinidad viviendo una atmósfera de tolerancia, de amor y disposición al sacrificio. Esto no significa que tenemos un 100 por ciento de éxito. Créanme, tenemos nuestros momentos. Pero son precisamente esos momentos que nos llevan a tomar conciencia de cuánto dependemos del Dios Trino en nuestra fragilidad humana, la importancia que tiene para nosotros la Alianza de Amor y cuánto nos amamos y necesitamos unos de otros, al fin de cuentas. La experiencia de esos "momentos" en nuestra propia familia nos ayuda a comprenderlos, aceptarlos y perdonarlos en los demás. Es un ciclo constante de intentos, caídas, y vuelta a levantarse - cada vez un poco más intenso que el anterior. El apostolado familiar es diferente en cada familia. En algunos es más activo y extrovertido. Para otros, es más contemplativo e introvertido. Para otros, es una combinación de ambos. Pero para todas las familias, significa un llamado a esforzarse al máximo para llegar a reflejar a la Santísima Trinidad en nuestra manera de pensar, todo lo que hacemos y decimos. Que bajo la guía y educación de nuestra Madre Tres Veces Admirable, y a través de las gracias de la Alianza, todos aquellos que entren a nuestros hogares puedan descubrir en ellos una bocanada de aire freso y se sientan inspirados por el amor que irradiamos.
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