lunes, 16 de febrero de 2009

NUESTROS HIJOS

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Enviado por Patricia Posse: Gracias Patry!!!

Un corazòn creyente es un corazòn enaltecedor. Èste logra liberarse de la conviciòn que lo que educa es exigir y protestar cada vez que el otro se comporta inadecuadamente. Es el amor que cree en lo mejor del otro. Enaltecer es poner en alto. Ese es el milagro que produce un corazòn que cree” (P. Antonio Cosp)

Margarita Pinedo decía una frase muy real “Hijos bien educados pero mal aprovechados” ¡Qué cierto es esto! Somos muchos los padres que nos esmeramos en educar bien a nuestros hijos, no basados en el exitismo, en que logren grandes metas materiales o puestos gerenciales, como muchos puedan pensar, sino en valores esenciales, que les permitan ser , a futuro, en edad adulta, buenas personas, personas de bien.


Muchos se olvidan que “los hijos no son propiedad de los padres” como acaba de decir el Papa Benedicto XVI y los cosifican, los moldean a su antojo, olvidando tres palabras: Respeto, dignidad y libertad.” Dirigiéndose a los padres de los niños y tras haberles manifestado su alegría por haber decidido bautizar a sus hijos, el Pontífice recordó que el niño no es propiedad de los padres, sino que es confiado por el Creador a su responsabilidad, libre y en modo siempre renovado, para que estos lo ayuden a ser un libre hijo de Dios“.


“Solo si los padres maduran tal conciencia pueden encontrar el justo equilibrio entre el poder disponer de los propios hijos como si fueran una posesión privada plasmándolos en base a las propias ideas y deseos, y la actitud libertaria que se expresa en dejarlos crecer con total autonomía satisfaciendo cada uno de sus deseos y aspiraciones”. “Cuando se bautiza a los niños introduciéndolos a la luz de Dios y de sus enseñanzas, no se les comete violencia, sino que se les dona la riqueza de la vida divina en la que se radica la verdadera libertad que es propia de los hijos de Dios, una libertad que tendrá que ser educada y formada con el madurar de los años para que sean capaces de opciones personales responsables“, agregó el Papa.

hijos2Culpar a los padres porque los hijos no adoptaron las herramientas que les han entregado y optan por caminos diversos es, no sólo un error, sino una injusticia y hasta ignorancia. Si, antes que todo no olvidemos que los niños, jóvenes, son personas, merecen respeto y un trato digno; aquellos que están a favor de golpear para educar o humillar con castigos indignos para que “aprendan”, repudian el amor misericordioso y paciente de Dios ¿Se imaginan a Dios golpeándonos y humillándonos cada vez que no le escuchamos o desobedecemos? En cambio, El que nos da libertad y nos ama infinita y perfectamente, nos aguarda y confía en nosotros, en que en algún momento comprenderemos el error, ¡claro! Cuando existan consecuencias de ello. Pero culpar o acusar a los padres de la mal crianza de los menores, sinceramente, es injusto, mal intencionado y un juzgamiento al cual nadie tiene derecho. Ejemplo: Si yo educo en la fe a mis hijos, pero uno decide ser ateo, otro anglicano y sólo uno católico ¿se debe a mi mala enseñanza o es producto de su determinación como persona y a la utilización, racional, de su libertad? Si yo educo para formar familia ¿es responsabilidad, con todos los valores que les he entregado a mis hijos, que hoy se dé el matrimonio de papel y al menor entusiasmo decidan la separación, aún cuando se les ha educado en una familia donde existe como fundamento de la vida misma?


Antes de juzgar a los padres juzguemos nosotros mismos como seres humanos los roles a cumplir. Si están de acuerdo con un régimen autoritario, de golpe y humillación, yo estoy de acuerdo con las enseñanzas de amor y caridad de mi buen y perfecto Padre.

hijos-3Los padres damos todo por nuestros niños, los amamos como a nada en este mundo (ojo, dije “este mundo”) pero no les podemos obligar a tener aquellos valores que para nosotros resultan esenciales, no les podemos poner un chip en sus cabecitas y programarlos para que sean lo que nosotros queremos que sean y como sean. Ese pensamiento sólo marca el nivel de egoísmo y de falta de respeto hacia el ser humano. Debemos enaltecer, ser para el otro, amar es eso, ser para el otro y sobre esa base construir un espectro amplio de valores


Paul Ricoeur dijo “Para mi es un acto de fe fundamental creer en la posibilidad de poder liberar el fondo de bondad que existe en cada hombre” (La Nación, 21/06/98). Es requisito fundamental creer en lo bueno que hay en el otro, darle un crédito para crecer, confiar en el otro. Cuando los niños hacen algo bueno pocas veces los felicitamos y nos sentimos asombrados y llenos de orgullo. En cambio cuando cometen errores salta de inmediato la crítica, el regaño cargado de ira, la obsecuencia. Nos olvidamos del esfuerzo del menor, de lo bueno y damos paso a todo lo malo que ha hecho ¿es justo y dable educar así? Cuando los hijos logran tener a conciencia valores esenciales que nos llenan de felicidad y orgullo ¡digámoselos! No callemos los buenos sentimientos y recordemos, en los momentos de fallas, esos buenos valores adquiridos. Equilibrio, justo equilibrio, padres, es lo que debemos buscar. De este modo el menor se sentirá estimulado a continuar un camino que sin ser impositivo, por si solo se va abriendo paso.
hijos-5Aprendamos a escuchar a los niños antes de regañarlos, aprendamos a dialogar con ellos. “Tengo también alegría en sus torpezas e incoherencias, porque, así como es, lo ama el Padre Dios y su Madre María” (P. Antonio Cosp “Firmeza y ternura” Centro pedagógico Josè Kentenich).

Esto es una verdadera actitud de fe: No me enojo ni llego a la ira por los errores de mis hijos, es realista pensar en que sucedan; por otro lado, tengo certeza de que muchas cosas que los hijos poseen en germen lo sabrán desarrollar. Esto se llama “Comprensión”
Como elegidos de Dios, consagrados, tiernamente amados, revístanse de compasión entrañable, , de amabilidad, de humildad, de dulzura y de paciencia. Sean tolerantes los unos con los otros. Y perdónense si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor los perdonó , perdónense los unos a los otros” (Col, 3,12-13)


Padres: No se sientan frustrados porque sus hijos no son lo que ustedes esperaban. Ustedes han puesto todo de si para educar en el bien a sus hijos, cometen errores como todo ser humano, pero si han seguido las enseñanzas del perfecto Padre de los cielos, no hay fracaso en ustedes.


Hijos: valoren a sus padres y reflexionen acerca de lo que ellos les enseñan con amor y dulzura. Nada será para mal. Piensen que los padres son personas imperfectas, que se equivocan como ustedes, pero que no podrían querer el mal para ustedes, al contrario. Concluyan.


Creo en la familia, en los padres y en la bondad del Padre al darnos prestados a los maravillosos hijos que tenemos, biológicos o no.

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