martes, 9 de junio de 2009

¿QUÉ ES SCHOENSTATT?

El otro día en una reunión, un grupo de amigos me preguntaron si pertenecía a algun movimiento o grupo dentro de la Iglesia, si, les respondí orgullosa, soy de Schoenstatt, a lo que rápidamente dijeron y.........¿qué es Schoenstatt?
Me quedé por un momento pensativa, con una sola frase tenía que resumir lo que colmaba mi corazón y mi alma, para mi son tantas cosas Schoenstatt, qué no sabía cómo decirlo, hasta que encontré la frase ideal, que resumía todo lo demás:
"SHOENSTATT ES UNA COMUNIDAD DE AMOR"
Claro, me miraron un poco extrañados, pero no pasó mucho tiempo en el que a algunas de las presentes les quedó la semilla de la duda, y me pidieron a solas más exactitud en mi repuesta.
Algunas de ellas, ya hicieron su Alianza de Amor con la Mater, y tienen en su espíritu muy claro todo lo que uno quiere decir al pronunciar la palabra Schoenstatt.

Santuario de Schoenstatt de Ciudad del Este. Jazmín del cielo

Pero, ¿qué significa que seamos una "Comunidad de amor":

El individualismo y colectivismo reinante en nuestro tiempo ha destruido la comunidad humana y mina todo tipo de sociedades. El tipo de sociedad actual muestra el desolador panorama de la cercanía física de los hombres, pero de la inmensa distancia espiritual que los separa interiormente. Son extraños unos a otros aunque vivan en la misma casa, habiten el mismo edificio o trabajen el uno junto al otro. Estamos sumergidos en una sociedad atomizada, del inmenso vacío y soledad del hombre junto al otro hombre.



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El gestor de esta sociedad y, a la vez, el producto de esta sociedad es el hombre mecanista. El hombre herido profundamente en su capacidad de dar y de recibir amor personal: el “homo faber”, el hombre técnico, el “homo oeconomicus”, comerciante y mercantil, sin alma y sin fondo. Y por eso, tremendamente solitario, angustiado e inconsciente, que se droga con pastillas, con sexo, con trabajo, con la televisión y con todo lo que encuentra al alcance de su mano. Es un hombre que ha perdido la alegría de vivir

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El tipo de sociedad a la cual aspiramos, es enteramente contrapuesta a esta realidad. Queremos encarnar y realizar el hombre orgánico, capaz de amar y de crear vínculos de amor profundos y estables entre hombre y hombre, entre comunidad y comunidad, entre país y país. El hombre orgánico tiende lazos de amor y crea puentes. Cumple el gran anhelo del Señor: “Que sean uno, Padre, como Yo y Tú somos Uno”.

Esta es la aspiración e idea directriz en Schoenstatt, la meta y el objetivo de nuestra autoformación. Por eso el Padre Kentenich, cuando describe el ideal de Schoenstatt en el “Himno al Terruño” dice:


“¿Conoces aquella tierra cálida y familiar

que el Amor eterno se ha preparado;

donde corazones nobles arden en la intimidad

y con alegres sacrificios se sobrellevan;

donde, cobijándose unos a otros,

arden y fluyen hacia el corazón de Dios;

donde con ímpetu brotan fuentes de amor

para saciar la sed de amor que padece el mundo?”.


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El ideal que persiguió el Padre fue siempre el mismo: la nueva comunidad en base a hombres nuevos impulsados por la fuerza fundamental del amor. El hombre nuevo que él vivió y nos mostró como meta, es el ideal del hombre que encuentra la alegría de vivir en la vinculación profunda y personal al Tú, en la construcción de esta nueva sociedad orgánica, donde los hombres no son más extraños unos a los otros sino donde se tienden la mano como hermanos. Donde la consigna es “el uno en el otro, con el otro y para el otro”, donde la ley es la ley de la mutua responsabilidad y de la solidaridad en el espíritu y en los hechos. Una sociedad auténticamente cristiana.


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Una unión profunda de hermanos va más allá de un trato amigable o de la simple camaradería. No se trata de ser “íntimos amigos”, como suele decirse, a pesar de que la relación personal no pasa más allá de ser una pura amistad superficial. Se trata de recibir a los demás en el corazón, recibiendo a cada uno tal como él es, asumiendo su historia y su persona, acogiéndolo, con sus cualidades y sus defectos, uniéndose a él de tal modo que uno se hace responsable de él en forma personal y permanente. Esto es lo que crea la conciencia de la mutua pertenencia.

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Realizar este ideal de la nueva comunidad es lo que nos permitirá ser fermento de renovación en medio de la sociedad actual. Es necesario que un espíritu enteramente nuevo impregne la realidad en la cual vivimos y nos movemos. Pero para que eso sea posible, es necesario ser levadura. “No se enciende una fogata con un trozo de hielo”, repetía una y otra vez el Padre

Si cada uno de nuestros grupos y toda la Familia de Schoenstatt en su totalidad encarna esta comunidad de corazones, entonces, si, aportaremos algo valioso a la Iglesia. Podremos ser, como decía el Padre, “corazón de la Iglesia”, para que ella pueda ser verdaderamente alma del mundo:


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“Creemos que estamos llamados a ser corazón de la Iglesia; ¿de qué Iglesia? De la Iglesia del futuro. ¿Qué significa ser corazón? Significa ser un vigoroso poder de amor, de un amor que todo lo supera… ¡Cómo debiéramos estar encendidos interiormente, estar cada vez más y más encendidos por una hoguera de amor! ¡Cómo debiéramos esforzarnos para que, por el vínculo del amor, de una persona con persona, comunidad con comunidad! La Alianza de Amor con la Sma. Virgen debe y quiere proyectarse en nuestras filas, en último término, en una Alianza de Amor con la Stma. Trinidad, en una Alianza de Amor del uno con el otro, en una Alianza de Amor con todos los miembros y todas las comunidades de la Iglesia, y, también, en una Alianza de Amor con todos los hombres del mundo. El corazón, el amor, es el poder de amor de la Iglesia… Todo esto nos recuerda, sin quererlo, el hermoso ideal de Santa Teresa de Lisieux. ¿Qué quería ser ella? El amor en el seno de la Iglesia. Esa es, exactamente, nuestra misión. El gran poder de amor, ¡eso es lo que debemos anunciar, vivir y realizar! Trátese del amor filial, del amor paternal, del amor fraternal, o también, y esto no debemos olvidarlos nunca, del amor a los enemigos”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la reflexión. Son tan necesarias!
Mati

Mati dijo...

Ojalá mucha gente pueda conocer " schoenstatt". Es una invitación a ver la vida con los ojos de Maria. Y esto es tan necesario hoy en dia. ¡ Mujeres! somos las que donde estámos creamos hogar, vinculos , familia. Si no lo hacemos nosotras otros/ u otras cosas ocuparán ese lugar.
Saludos
Matilde

Adriana dijo...

Qué hermoso texto. Si eso es Schoenstatt, una comunidad de amor. Hace poco tiempo me tuvieron que intervenir quirúrgicamente, mis hermanas de alianza y de grupo estuvieron junto a mi con su oración, con su consuelo, con su acompañamiento. Gracias a la Mater que me las envió no me sentí nunca sola y se que pase lo que pase ellas van a estar conmigo, a mi lado, respetuosamente, para siempre.

Susana dijo...

Uno de los más lindos textos que aparecieron en este blog, sin despreciar los otros. Pero es lindo que las personas que entren en este blog sepan qué es Schoenstatt y por qué estamos aquí. Gracias Liliana por haberlo seleccionado SAludos