lunes, 5 de octubre de 2009

LA FILIALIDAD

Hijas de Dios
Hoy voy a hablar contigo sobre un concepto que me hace sentir orgullosa, que me impulsa, pero que también me hace pensar en un gran compromiso. Ese concepto es el
saberme hija de Dios. Y tú, querida amiga, también eres hija de Dios.
“…el que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima, y carece en su
actuación del dominio y del señorío propios de los que aman al Señor por encima de todas
las cosas”.
Y tú, amiga, ¿Eres consciente de esta verdad? ¿Te sabes hija de Dios? ¿Compartes tu vida y tus sueños todos los días junto a Él? ¿Se nota en ti la coherencia de vida entre la feque profesas, el mensaje de Jesucristo y tus respuestas a la vida? ¿Te sientes
feliz de ser hija

suya? ¿Por qué crees que es tan necesario que las mujeres perseveremos y difundamos el
evangelio del amor?
Podría hacerte una extensa exposición de cómo está el mundo, o pasarme horas
dándote ejemplos de la forma en que la mujer misma contribuye a la caída de los valores
espirituales más grandes que te hacen verdaderamente ser. En lugar de ello, prefiero que
veas dentro de ti misma y te plantees algunas cosas:
- Las hijas de Dios que se recogen a diario para escuchar aquello que Dios pide de
ellas todos los días, son mujeres que se vuelven más conscientes de su fuerza moral para
espiritualizar a los hombres, especialmente a aquellos que se les concede llevar en su seno.
- Las hijas de Dios que comparten su sueño y su vida con El todos los días, piensan
constantemente que cada triunfo, cada logro y cada conquista son para mostrar la Gloria de
su reino.
- Las hijas de Dios que dicen tener fe y relación con Dios en la persona con
Jesucristo, son más capaces de modificar sus actitudes, volverse más delicadas en su
conducta hacia los demás, ofrecer su dolor por la cruz con completa alegría y desarrollar
una personalidad fuerte sin dejar de ser femenina. Eres mujer al cuadrado, ¿me explico?
¿Te sabes hija de Dios? ¿Compartes tu vida
Y tus sueños todos los días junto a Él?
- Las hijas de Dios que se vuelven conscientes de la
necesidad tan urgente de evangelizar al mundo de
Nuevo, no tienen miedo a ser mujeres valientes que
exhortan con su comportamiento a las otras a sacar
toda su capacidad para amar, y ayudar a las amigas a
descubrir valores.
¿Qué es la filiación divina?
“Yo voy a hacer algo Nuevo, y verás que ahora
mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el
desierto y ríos en la tierra estéril” (Isaías 43:19).
El momento de tu nacimiento, la víspera de tu
llegada ya Dios te había amado y bendecido. Por eso el
día de tu bautismo fue una verdadera fiesta, pues en ese
instante los dones del Espíritu Santo fueron sellados en
tu alma con toda su fuerza y te dejaron capacitada para
penetrar en la intimidad divina. Hemos sido creadas
para entrar en comunión con Dios mismo, ya en este
mundo. Esta es nuestra mayor dignidad y debería ser nuestro mayor descubrimiento.
Dios te ama por ser quien eres y como eres. ¡Imagínate, Él es tu creador! Cada día que pasa, delicadamente te hace un llamado a que salgas a su encuentro. Con tu libertad
interior accedes o no. Cuando accedes y unes tu pensamiento a su fuerza, nace un diálogo
misterioso, confiado, fuerte e intenso y que te invita sobre todo a amar y dejarte amar. Esto
es “participar” junto a Dios de su intimidad con la gracia que nos da el Espíritu Santo. Tu
intimidad humana de la mano de esa intimidad divina es lo que puedes reconocer como
filiación divina (identificación-parentesco). ¡Que hermoso es redescubrir que hemos sido
creadas para poder tener esa comunión sobre-humana con Dios!
Una vez leí unas palabras que cambiaron mi vida
¿Quieres saberlas?
Que busques a Cristo,
Que encuentres a Cristo,
Que ames a Cristo….
El puede hacer que re-descubras tu alma. Para mí eso es ser hija de Dios: buscarlo,
encontrarlo, amarlo.
Y para ti ¿Qué es ser hija de Dios? No me des la respuesta, dátela a ti
misma, pero especialmente dale esa respuesta a tu Padre, que es también el mío.

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