domingo, 23 de agosto de 2009

SABER ESCUCHAR AL AMIGO...



Ivar

No basta haber sufrido, ni sólo la buena voluntad para ayudar a los demás. Saber ayudar a elaborar los duelos es una inteligente y caritativa expresión de amor.

__Había una vez un hombre de Islandia que llegó a ser poeta y cantor famoso en la corte noruega. El rey lo estimaba mucho y lo colmaba de atenciones. El hermano de Ivar, Thorfin, vivía también en la corte del rey, pero estaba celoso y envidiaba a su hermano, a causa de los privilegios que éste recibía.


__Su descontento provenía también de que sus cualidades, según él, no eran valoradas.


__Cierto día decidió retornar a Islandia. Antes de que partiera, Ivar le entregó un mensaje para una joven doncella, Audney, en el que le pedía encarecidamente que no se casara con nadie porque, en la próxima primavera, él mismo regresaría a Islandia para desposarse con ella.


__Thorfin partió. Llegado a Islandia, conoció a Audney, entabló con ella una relación amorosa y muy pronto se casaron.


__Al comienzo de la primavera, lvar zarpó rumbo a su tierra natal. Cuando supo que su hermano se había desposado con Audney, se sintió profundamente herido y amargado, por lo que regresó, desconsolado, a la corte noruega.


__Todos se dieron cuenta del cambio de su carácter. Ivar ya no cantaba.
__Un día, el monarca lo llamó para saber de su boca lo que había ocurrido, pero Ivar mantuvo reserva.
__- Dime: ¿alguno de la corte te ha ofendido? -preguntó el soberano sin rodeos.
__- No, majestad -contestó Ivar.
__El rey se quedó pensativo unos momentos. Luego añadió:
__- ¿Hay por ventura alguna cosa de mi reino que te apetecería tener?
__Una vez más, Ivar contestó negativamente.
__Por fin, el monarca, imaginando que se trataba de algo más íntimo, le dijo en voz baja y suave:
__- ¿Es que tal vez amas a alguien, a alguna doncella de tu tierra, quizá?
Ivar permaneció en un emocionado silencio. El rey entendió que había puesto el dedo en la llaga.
__- No te preocupes -lo tranquilizó-. Tú sabes que soy el mandatario más poderoso de esta región y que nadie osará oponerse a mis deseos. Partirás en la primera nave que zarpe rumbo a Islandia y llevarás una carta que entregarás a los padres de la doncella. En ella les pediré que te den por esposa a su hija.


__Pero Ivar movió la cabeza, oponiéndose.
__- Esto es imposible, mi señor, porque ya está casada.
__Se produjo un meditativo silencio. Luego, el rey continuó:
__- En ese caso, Ivar, es preciso pensar en otra cosa. La próxima vez que yo vaya a visitar las aldeas, las ciudades y los castillos de la región, vendrás conmigo. A lo largo del viaje verás a muchas doncellas bellísimas y, con toda seguridad, una de ellas satisfará los deseos de tu corazón.
__A lo que Ivar replicó:
__- No, alteza, porque siempre que veo a una joven hermosa pienso en Audney, y mi tristeza se hace mayor.
__El monarca prosiguió:
__- Entonces, Ivar, te daré muchas tierras y abundante ganado, gastarás tus energías en los negocios y en el trabajo, y pronto te olvidarás de ese amor.
__Y respondió Ivar con determinación:
__- No, mi señor, no tengo ni el más mínimo deseo de trabajar. No tengo fuerzas para ello.
__El soberano propuso:
__- Entonces, te daré una enorme suma de dinero para que puedas viajar y visitar todas las partes del mundo. Lo que vas a ver y las experiencias que vas a tener te ayudarán a borrar de tu recuerdo a la doncella de Islandia.
__Ivar, una vez más, rehusó la oferta.
__- Gracias, alteza, pero no tengo el más mínimo deseo de viajar.

__El rey quedó contrariado por no poder hacer nada para disipar la tristeza de Ivar. Meditó largamente su proceder con Ivar y dedujo:
__- Querer sacar el sufrimiento a la gente sin elaborarlo es querer mal a la gente.
__Entonces, decidió ofrecerle una última sugerencia.
__- Ivar, hay todavía una pequeña cosa que puedo hacer por ti, por si te puede servir de algo. Por las noches, después de cenar, quiero que tú vengas a hablar conmigo y me cuentes tu amor por esa doncella. Tómate el tiempo que quieras. Yo estaré aquí para escucharte.


__Ivar acogió con gratitud la sugerencia, valorándola más por venir de un amigo que de un rey. Todas las noches, después de la cena, contaba la historia de su amor, y lo hizo durante días y semanas.
__El rey, a pesar de sus muchas ocupaciones de estado, lo escuchaba pacientemente, consciente de que en la herida tierna: escucha tierna. Poco a poco, el sufrimiento de Ivar, comunicado con lágrimas, se iba expresando con palabras.
__El rey escuchaba y confrontaba, porque el sufrimiento se ha de entregar no para ser desparramado sino iluminado. En la herida madura: confrontación empática madura.
Yvar preguntaba por el sentido del sufrimiento de su pasado. El rey le preguntaba por el sentido de su futuro.
__Yvar, poco a poco, se fue dando cuenta de que había contado y recontado toda la historia de su amor y de que, al mismo tiempo que era confrontado, sanaba e iba sintiendo renacer dentro de sí la alegría y las ganas de cantar.
__Tras la elaboración del duelo, volvió a ser el poeta y el cantor que todos conocían, pero con más unción y mucho más sentimiento.
__Al cabo del tiempo, encontró a una joven noruega de la que se enamoró y con la que se unió en matrimonio.

Moraleja
__Amar a alguien más
__no es sufrir por él más,
__sino ayudarlo más.

Para reflexionar personalmente o en comunidad
__El arte de sanar no es olvidar, dejar de pensar o ignorar la herida, sino hacer una cirugía interior para cicatrizarla.
__Hay que desahogarse en el duelo para no ahogarse en el sufrimiento. En el sano desahogarse, el sufrimiento cambia de cara.

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