Ordenaciones sacerdotales
En un día soleado de la "hermosa Córdoba otoñal" como dice una zamba, dos jóvenes muy queridos y sumamente arraigados desde pequeños en la familia schoenstattiana, recibieron, el pasado 2 de mayo, el sacramento del Orden Sagrado: el P. Federico Piedrabuena y el P. Facundo Bernabei.
El P. Marcelo Gallardo, el P. Guillermo Carmona y el P. Pastor Achával, asesores del Movimiento en Córdoba, oficiaban de anfitriones para el resto de los padres de la Comunidad que asistieron a la Ordenación (más de 20 padres de Schoenstatt dijeron ¡Presente! y pidieron alojarse con familias… ¡Un hermoso símbolo de paternidad!), por lo que su tarea fue tan grande como enormemente gratificante, según sus propias palabras. Y no hacía falta que lo dijeran… ¡La alegría podía verse en sus rostros!
Una columna avanzaba sobre el pasillo central hacia el Altar Mayor, ubicado en el centro del hermoso parque de Villa Warcalde. La iniciaban los seminaristas y novicios seguidos por los ordenándoos y cerrándola se encontraban los Padres de Schoenstatt y párrocos invitados. En medio de ellos peregrinaba, con su presencia tan marcada y tan querida, el Cardenal Mons. Estanislao Esteban Karlic, obispo emérito de Paraná, Celebrante Principal de la Eucaristía (sin dudas otro símbolo de unión de ambas comunidades, ya que el Cardenal nació y vivió por muchos años en la ciudad de Córdoba). El guión estuvo a cargo del P. Pablo Mullín, y la impecable organización de la Ceremonia, era responsabilidad del P. Tomy Dell'Oca. La Santa Misa, que en su comienzo era concelebrada por otros 29 sacerdotes… ¡Culminaría con 31 sacerdotes acompañando al Cardenal!
"Abrazos, llantos, risas, saltos, rondas, bailes…distintas formas de expresión de un mismo motivo: alegría y más alegría porque tenemos dos sacerdotes más" nos resume entre sollozos un integrante de la familia argentina.
En la finalización de la Santa Misa, el P. Federico Piedrabuena agradeció en su nombre y en el de su amigo, tantas cosas recibidas en estos años. Su amigo, el P. Facundo Bernabei, bendijo los recordatorios de la Ordenación Sacerdotal con la frase que dio título a esta nota. Ahora, ambos amigos, son hermanos para siempre.
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